Llevo el blog a trancas y barrancas pero bueno, lo importante es ir contando cosillas de vez en cuando en la medida que pueda. Me pesé el Lunes y sigo en 80, puede que sea porque con el mal tiempo me he relajado del todo con los paseos… así que tendré que ponerme las pilas.
Como ya he comentado otras veces adelgazar es una tarea muy dura y, sinceramente, por mucho que digan de vida y milagros de la dieta Dukan , con la cual , aclaro, yo estoy muy contenta, no deja de ser una dieta y siempre hay momentos de bajón. Como ya he dicho otras veces una dieta conlleva una dosis de fortaleza ingente y lo requiere todos los días o no bajas de peso, o si bajas, lo vuelves a ganar… todo sea por lograr vernos más ligeras, con mejor salud y aspecto. Pero hay momentos realmente difíciles y no siempre se tiene ni el apoyo ni la comprensión de los demás.
Por ejemplo:
- Ir de compras es el mayor infierno que hay para una persona que, además de ir sobrada de talla, no le gusta ir de compras. En cada tienda tienen unos tallajes e, incluso, dentro de la misma tienda no es lo mismo una talla que otras dependiendo de la marca. El otro día fui a C&A a comprar unos vaqueros y me probé tallas desde la 46 a la 54. Me parece una burrada. Sales con una mala leche del probador que es alucinante. Y empiezas a preguntarte si merece la pena tanto esfuerzo si al final vas a ser siempre una gorda. Sí, con 10 o 12 kilos menos pero una gorda. (esto es una frecuente distorsión que yo al menos sufro cuando voy de compras, sé que es una distorsión pero no siempre consigo interceptarla…). Después, y esto es lo peor, empiezas a pensar en bizcochos, en lasañas al horno y hojaldres y te entran ganas de llorar. Es el ciclo de la frustración. Si consigues no caer en él, congratúlate. Jamás nadie sabrá el acero que tienes por dentro.
- Salir de cena. Estamos aproximándonos a las cenas navideñas. El otro día hablaba con unos amigos de reservar mesa en algún restaurante porque luego no hay manera, y yo les pedí, si no les importaba, que fuera en algún sitio que hubiera brasa porque me encanta y no suelo comer cosas a la brasa, sino a la plancha. Me dijeron que hay plancha en cualquier sitio. Y sí, es verdad, hay plancha en cualquier sitio. Mi cena especial de Navidad será un filete a la plancha con algo de lechuga y tomate sin aliñar mientras ellos se zampan cosas deliciosas y yo les veo comer todas esas cosas ricas. Estoy deseando que llegue el día. El sado maso no entraba dentro de mis opciones navideñas, pero oye, todo hay que probarlo ¿no?
Hay algo que siempre me ha llamado la atención, la gente que suele criticar nuestro exceso de peso, que ellos definen como “dejadez”, es directamente proporcional a la insolidaridad que muestran con nuestros esfuerzos.
- “Por un día no pasa nada”. Esta frase encierra el mayor boicot que se le pueda hacer a una persona obesa. La gente no lo sabe, pero es terrible pronunciarla, es la frase estrella contra la que debe luchar cualquier persona con sobrepeso, porque ella misma intenta engañarse con que solo será un día. Aunque ese día suponga echar por tierra todo lo conseguido en una semana, y eso la frustre y le haga tener hasta un 70% de posibilidades de romper la dieta definitivamente. Sí, cuando empezamos una dieta más de dos lunes seguidos es porque YA la hemos fastidiado. O estamos a lo que estamos o no. Pues esta frase nos la dicen a menudo y primero tenemos que convencernos a nosotros mismos y luego a ellos, pero sobre todo tener la fuerza suficiente para obviarla una vez pronunciada. Un infierno.
Esto no quiere decir que nunca, nunca podamos pasarnos, claro que no. Pero una cosa es saber cómo y cuando nos vamos a pasar. O que nos hayamos pasado sin pretenderlo y tampoco tenemos que ser unos talibanes del “por un día” y fustigarnos si eso sucede. Pero espero que sepáis apreciar la diferencia entre que de verdad por un día no pase nada, que no pasa, y ese permiso que nos dan o damos para saltárnosla una y otra vez.
En fin, he de pensar que solo son nubes en el camino y que día a día soy yo quien elige qué como, qué hago, con quien estoy y qué quiero para mí, y eso es lo único que debe realmente importarme. Cada día. Porque hay algo seguro: NO VOY A RENDIRME NUNCA. Me cansaré, a veces lloraré, otras seré feliz, pero lo juro: NO VOY A RENDIRME.
Hablando de otra cosa, estos días he hecho algunas recetas nuevas, os las dejo en mi apartado de recetas. Hice un pastel de carne parecido al que hacía mi madre de pequeña y me encantó. También conseguí hacer una panacota y un bizcocho de chocolate que me salió esponjosito. Todo muy rico, así que os recomiendo que os animéis a hacerlo porque son recetas fáciles.
Y por hoy nada más…
Besos a quien me lea